El origen de las cajoneadas en el Perú datan desde principios de los años noventa, cuando el percusionista y maestro del cajón Marco Antonio Oliveros Sanchez inspirado en las batucadas del carnaval de Brasil, compone la obra “La fiesta del Cajón” para reunir a niños, jóvenes y adultos, para tocar y disfrutar al ritmo del cajón peruano.
El 31 de Octubre del año 2002 con motivos de la celebración del “Día de la canción Criolla” en el ovalo Bolognesi, distrito de miraflores se estrenó la obra “La Fiesta del Cajón”, con más de 100 cajoneros en escena, siendo la primera cajoneada masiva en el país, esta actividad cultural tuvo tanto éxito que se repitió 10 años consecutivos, congregando cada vez a más cajoneros.
Marco Oliveros, pionero en la organización de cajoneadas en Perú y en el extranjero, ha impulsado el uso del cajón en importantes eventos culturales y recreativos como el Día Nacional del Cajón, Día de la Canción Criolla, Día de la Cultura Afroperuana, entre otras, reuniendo a cientos de participantes en cada ocasión.
En el año 2008 el actor, músico y difusor del cajón peruano Rafael Santa Cruz invitó al maestro Marco Oliveros para dirigir las Cajoneadas en el Festival Internacional del Cajón y en el año 2009, obtuvieron el primer Récord Guinness con 1050 cajoneros, interpretando la obra “La Fiesta del Cajón”.
En la actualidad las cajoneadas han traspasado las fronteras del Perú y han sido adoptadas por otros países para celebrar la influencia del cajón en diferentes culturas musicales, como Argentina, Chile, Brasil, México,etc; siendo una de las más relevantes la cajoneada en España en homenaje a Paco de Lucía, guitarrista que incorporó el cajón peruano al flamenco, destacando la conexión cultural entre Perú y España.
Marco Oliveros, fundador y director del Centro Cultural “La Casa del Cajón”, continúa impulsando el uso del cajón peruano como herramienta de integración y fortalecimiento de la identidad cultural brindando espacios donde personas de todas las edades y niveles de experiencia pueden unirse en una interpretación colectiva, reafirmando así el valor del cajón como símbolo de expresión y comunidad.
Marco Oliveros expresa que el cajón es el instrumento perfecto para transmitir alegría y celebrar la vida, nadie se sienta en él para estar triste, en ese sentido la música une familias y naciones, derribando fronteras. No importa la edad, el género o el lugar de origen; incluso si no compartimos el mismo idioma, cuando participamos en una cajoneada, todos los corazones laten al unísono, sincronizados por el mágico ritmo del cajón.